lunes, 10 de mayo de 2010

"MI AVENTURA DE SER DOCENTE"

Soy Licenciada en Sistemas Computacionales, egresada de la Universidad Autónoma de Chiapas, y sinceramente nunca tuve intención de ser maestra o dedicarme a la docencia, sin embargo, en el transcurso los años de estudio en la escuela, me di cuenta que tenía facilidad para explicar y enseñarles a mis compañeros, y que siempre me buscaban para que le ayudara con temas que no entendían de matemáticas, español y hasta de música. En la universidad formé un grupo de estudio con algunos compañeros, el cual se fue haciendo más grande, en el cual aclarábamos dudas o realizábamos ejercicios y tareas. Creo que ahí fueron mis inicios en la enseñanza. (jajaja).

Antes de egresar de la universidad, ya trabajaba en una empresa particular de venta y mantenimiento de equipos de cómputo, pero quería encontrar una mejor oportunidad de trabajo, así que llevé currículos a algunos lugares, entre ellos al Cobach, y justo al egresar de la escuela, en septiembre del 2004, recibo una llamada del Colegio de Bachilleres, donde me solicitaban para impartir clases de inglés en un plantel de comunidad. He de confesar que de primer instancia no se que me llevó a aceptar la oferta, pero cuando vine a ver ya estaba recibiendo indicaciones de cuántas horas y que grupos me tocarían.

Así fue como me inicié en esta experiencia tan maravillosa de la docencia, pues en el momento en el que me cayo el veinte, empecé a analizar cuál iba a ser mi postura con los muchachos, que de paso les comento eran mas grandes que yo, pues tuve alumnos de 27 y 28 años, cuando yo apenas si cumplía los 22, tuve que cambiar mi guardarropa por ropa más formal para que pudieran verme con mas edad y pudiera ganarme su respeto; junté todo el material de la escuela, libros, revistas, tarjetas, cd’s y todo cuanto creí que pudiera serme útil para poder enseñarles. Empecé cuando el semestre ya había arrancado y ya se había evaluado el primer parcial, así que para mí fue más complicado adaptarme a ellos, y no al revés. Esos primeros meses fueron difíciles de verdad, y tuve muchos errores y desaciertos, pero poco a poco fui aprendiendo de ellos, y empecé a motivarme y a identificarme con sus gustos, preferencias, problemas y situaciones ideológicas, que el día que me fui de ahí, lloré y me llené de satisfacción al ver que los mismos chicos que algún día me rechazaron y me hicieron difícil el inicio, me despedían con cartas, frutas, regalos y palabras de felicitación. Hay un muchacho que por su situación económica se tuvo que ir a Estado Unidos, y siempre me decía que lo poco que aprendió conmigo de inglés, le sirvió para empezar a comunicarse en ese lugar, y que nunca se olvidaba de mí. Eso es algo muy gratificante que nunca cambiaré por nada, y que motiva a seguirse preparando para poder llevarles un poco de lo que somos nosotros.

En cuanto a la parte pedagógica, como no cuento con el perfil pedagógico para impartir clases, fue muy complicado identificarme y adaptarme a los formatos, a los programas de estudio, a los avances programáticos, las formas y criterios de evaluación, los reportes y sobre todo ¡¡¡elaborar un examen!!!, que me dediqué todas mis vacaciones decembrinas a leer y llenar uno por uno cada formato hasta que aprendí. Empecé a recapitular y a tomar una parte de mis maestros, los que consideré buenos maestros y de los que aprendí, adopte sus actitudes y formas de enseñar y así me fui formando un criterio y una identidad propia. He aprendido poco a poco, a través de la experiencia, de los cursos de capacitación docente y de otros compañeros maestros, sin embargo aun me falta mucho más, por eso me motivé por cursar este diplomado, para empaparme aun mas de conocimiento.
Ser maestro no es fácil, y aun menos de jóvenes de bachillerato, pues aunque uno no se de cuenta, el alumno no sólo aprende de ti los conocimientos que les das en el aula, el muchacho (sobre todo los de comunidad) está en una etapa difícil, y te observa, te imita y también te aprende tus valores, moral y los principios, y esa es una responsabilidad muy grande, porque es ahí donde te das cuenta de que no solo instruyes, si no que también educas.

Cuando ves a un muchacho al cual le diste clases entrar a una universidad, verlo egresar de una carrera, verlo trabajando y siendo alguien de provecho, te llenas de orgullo de saber que pudiste aportarle un granito de arena.
Y si ser maestro de por sí es difícil, los retos que en el ambiente te enfrentas lo hacen aun más, cuando ves que no hay apoyo para equipar tu espacio, que un muchacho se dio de baja por falta de recursos, que no tenemos infraestructura suficiente para poder trabajar, que en zonas indígenas las ideologías e idiosincrasias frenan el progreso y la educación, hace que se llene uno de impotencia e insatisfacciones. Sin embargo, seguimos trabajando, buscando soluciones y aprendiendo día a día para poder ser mejores educadores de los jóvenes, de nuestro futuro.

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